Durante los disturbios
estudiantiles de 1968 en Francia, Caroline de Bendern cansada de caminar todo
el día se subió a los hombros de su amigo. Alguien le entregó una bandera del
Vietcong y posó como la famosa pintura de la revolución francesa. El fotógrafo
Jean-Pierre Ray capturó la imagen y pronto estuvo en las revistas en
todo el mundo.
Sin embargo, se podría decir que la famosa foto le salió cara; su abuelo, un rico “socialite” se horrorizó al verla y la sacó de una herencia de 7.500.000 de libras.
Sin embargo, se podría decir que la famosa foto le salió cara; su abuelo, un rico “socialite” se horrorizó al verla y la sacó de una herencia de 7.500.000 de libras.
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